Algunas personas, más que otras, tienen una disposición natural al liderazgo, saben manejar las relaciones personales y son capaces de comunicar una visión que inspire a los demás a trabajar juntos hacia las metas fijadas. Sin embargo, no se requiere una "predisponibilidad genética" ni mucho menos, para ser un buen director de escuela; basta con las ganas de superarse.
Click para seguir leyendo

No hay comentarios:
Publicar un comentario